remodelación de los jardines del Prado

Hace ya varios meses se hizo pública la intención de reforma que el Ayuntamiento tiene con respecto a los jardines del Prado. Desde el desconocimiento del Proyecto en base a estas intenciones, me pregunto tan sólo si esta intervención es pertinente habida cuenta de las necesidades existentes y del presupuesto de más de 300.000 € previsto.

En un espacio cuya cualidad principal es su carácter verde, se ha decidido sustituir el albero por un pavimento duro. Con esta decisión el pavimento blando, transpirable y natural desaparece debido a razones higiénicas según afirmó la propia alcaldesa de la capital. ¿ Cuántas generaciones de chiquillos han disfrutado y jugado sobre ese pavimento, al parecer sucio e inadecuado? . No es sólo el valor de la memoria, importante por otra parte, sino el sustancial cambio de carácter de un espacio que a mi modo de ver ha funcionado durante décadas.

Otra de las razones para la intervención es su falta de accesibilidad, y en este sentido sí que considero importante, trabar los jardines con el perímetro, facilitando el acceso y la relación con las calles que lo rodean y el espacio continuo de la ciudad. Los taludes verdes iniciales fueron sustituidos en otra intervención por el muro de granito que se ve coronado por setos lineales en todo el perímetro, aislando más el espacio central.

Además también ha habido alusiones a cerca del efecto disuasorio que ejercían para los niños la existencia de grupos de personas bebiendo alcohol en los bancos centrales. Pienso que para solventar este problema no es necesaria una reforma del espacio como tal, sino recurrir a mecanismos de asistencia social y de seguridad pública.

En definitiva, con unas operaciones mínimas, de elementos de acceso y actuación en los bordes, y la inserción de unos columpios para los niños, se podrían resolver los problemas que según la corporación municipal justifican una intervención con un gasto de trescientos mil euros. Además de cambiar el carácter de un espacio consolidado por el valor de su historia y el de la memoria de los ciudadanos. Se equivoca en mi opinión el Ayuntamiento debido a la falta de pertinencia de esta actuación y en la orientación de la misma.

Quizá el afán de transformación irreflexiva, de gasto desmedido y de permanente aspiración a la novedad que hemos cultivado como sociedad, nos ha situado en líneas generales en la situación lamentable en la que nos encontramos, además de otras razones. Y lo que es peor, en este proceso avanzamos hacia una sociedad que idolatra el artificio y que va transformando las ciudades en auténticos desiertos de asfalto, donde hasta un árbol se ha convertido en un verdadero enemigo público. Pero éste es un tema de otro debate

 

 

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